The beatles - I'm so tired

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I'm so tired, I haven't slept a wink
I'm so tired, my mind is on the blink
I wonder should I get up and fix myself a drink
No,no,no.

I'm so tired I don't know what to do
I'm so tired my mind is set on you
I wonder should I call you but I know what you would do

You'd say I'm putting you on
But it's no joke, it's doing me harm
You know I can't sleep, I can't stop my brain
You know it's three weeks, I'm going insane
You know I'd give you everything I've got
for a little peace of mind

I'm so tired, I'm feeling so upset
Although I'm so tired I'll have another cigarette
And curse Sir Walter Raleigh
He was such a stupid git.

You'd say I'm putting you on
But it's no joke, it's doing me harm
You know I can't sleep, I can't stop my brain
You know it's three weeks, I'm going insane
You know I'd give you everything I've got
for a little peace of mind
I'd give you everything I've got for a little peace of mind
I'd give you everything I've got for a little peace of mind

Traducción -

Estoy tan cansado, no pegué un ojo
Estoy tan cansado, mi mente está al borde...
Me pregunto si debería levantarme y hacerme un trago
No, No, No

Estoy tan cansado, no se que hacer.
Estoy tan cansado, mi mente está puesta en vos
Me pregunto si debería llamarte, pero se lo que vas a hacer

Me vas a decir, Que te estoy haciendo una joda
Pero no es joda, me está haciendo mal.
Sabés, no puedo dormir, no puedo parar mi mente
Sabés, van tres semanas, me voy a volver loco
Te daría todo lo que tengo
Por un poco de tranquilidad

Estoy tan cansado, me siento confundido
Aunque esté tan cansado, me voy a fumar otro cigarrillo
Y putear a Sir Walter Raleigh
Era un forro tan estupido

Vas a decir Que te estoy haciendo una joda
Pero no es joda, me está haciendo mal
Sabés, no puedo dormir, no puedo parar mi mente
Sabés, son 3 semanas, me voy a volver loco
Sabés, te daría todo lo que tengo,
Por un poco de tranquilidad.
Sabés, te daría todo lo que tengo, por un poco de tranquilidad
Sabés, te daría todo lo que tengo, por un poco de tranquilidad

La carta

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Cuando entró vio la carta sobre la mes.
Una rara sensación, le atravesó el cuerpo.
Todo estaba en orden... y no.
Agarró la carta, la abrió cuidadosamente y comenzó a leerla:

Perdoname por la forma que me voy.
De otra manera tal vez, no hubiera podido.
No te sientas culpable, la culpa quizá no sea de ninguno de los dos, sino de la rutina y del tiempo. Vos mismo me diste una hermosa definición del tiempo: "animal invisible, ligero y hambriento que deambula por la piel y la mente, como polizón de un barco fantasma".
Te acordás?
Antes de despedirme, quería decirte dos cositas: 
la perilla de el horno es la que tiene una rayita roja y la remera negra con la cara de Jim Morrison, que usabas para dormir, no la tiré, está en el segundo cajón del ropero. Si, el que era mío.
Bueno, ahora si me despido
Cuidate mucho, un beso.


La tarde pesaba-pasaba como emigrando, mientras las paredes de la casa le contaban historias que jamás había escuchado.
El vidrio del portarretratos los mantenía jóvenes, felices, juntos...
Dejó la carta entre un cenicero cargado de colillas, un libro de rilke y un signo de pregunta.
Puso a calentar el agua, el mate todavía estaba tibio, como el recuerdo.
Prendió un cigarrillo, y se quedó a esperar la noche,
como un chico que espera que se caiga el trapecista.

Encontrado.

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Encontré este texto buscando en archivos de la pc vieja, está bueno, y no creo que sea mío, pero lo googlee y no lo encontré, si alguien (bah, vos, que sos la unica persona que lee mi blog) sabe (sabés) de donde lo saqué, avisen, asi pongo fuente.


Veamos ahora lo que pasa del otro lado del mostrador. Cuando el arrogante, el agrandado, el que se las sabe todas, no es quien atiende el negocio, sino el cliente que va a hacer una compra. En este caso, al no haber atendido jamás un negocio en mi vida, dificilmente pueda hablar desde la experiencia... pero no importa, veamos qué sale.
El hombre entra al negocio, dispuesto a comprar lo que sabe que necesita, pero se encuentra siempre con aquél empleado nuevo, que lo único que te puede decir con seguridad es si va a llover o no, y eso es porque leyó el diario antes de salir de casa. En este caso, la pobre criaturita de Dios que aguarda tras el mostrador, se pone nervioso, porque quiere satisfacer a su cliente, pero su corta experiencia en el rubro aún no le dió los conocimientos necesarios como para saber ubicar con exactitud dónde es que se encuentra el "tensionador milimétrico de tres capas WV200,3". Agarra el catálogo, se fija bajo la T, y, por supuesto, encuentra todo tipo de tensionador, excepto el que el cliente quiere... luego de 20 minutos de minuciosa búsqueda, el futuro comprador señala por encima del hombro del muchacho y dice "Eso es lo que estoy buscando"... flaco, si ya lo viste antes, por qué tenés que hacer sufrir al pobre pibe buscando hasta el infinito?
Por el contrario, y acercándome más a los casos que maneja mi querida amiga, cuyo nombre, por cuestiones de seguridad, voy a obviar; tenemos al cliente que no sabe nada, pero nada posta, eh... entra a una carnicería diciendo "Hola, quiero carne". Menos mal, al menos le pegó al lugar indicado, mirá si decía lo mismo en un consultorio ginecológico...
El vendedor se le acerca con su mejor cara de "Cagamos, me tocó un idiota, pero debe tener papota, así que tratémoslo bien"...

Vendedor: Buen día, caballero. ¿Qué clase de carne desea?
Cliente: Para comer.
Vendedor: (inserte aquí reacción típica ante semejante respuesta) Sí, pero de qué tipo? ¿De cerdo, vacuna?
Cliente: No, vacuna no, odio las agujas (agarra un pastel y se lo estrola en la cara)
Vendedor: (cara de "Dios mío") ¿Entonces quiere carne de cerdo?
Cliente: No, quiero hacer un asado.
Vendedor: Ah, bueno, entonces lo que va a necesitar es una tira de asado, vacío, riñones, molleja...
Cliente: Sí, envolvelo para regalo y ponele "Con amor".
Vendedor: Señor, no somos un Todo por $2. ¿Cuántos kilos va a querer de cada cosa?
Cliente: Y... ¿Cuánto voy a comer?
Vendedor: ¡¡¡Y yo qué sé, pelot... ehhh... no sabría decirle, señor, depende de cuánta gente sea.
Cliente: Yo soy uno solo, y creo que cada uno de mis invitados también lo es. Excepto Paco y Pedro, el de la doble personalidad.
Vendedor: Señor, llévese estas habichuelas mágicas y listo.
Cliente: ¿Con esto alimento a todo el mundo?
Vendedor: Sí, le dije que son mágicas, adiós.

No quiero usar el término "darle la razón como a los locos", pero con estos tipos la única forma de no perder la paciencia es... bueno... aceptando sus argumentos sin darle mayor importancia, a la manera de si con una persona no cuerda se estuviera tratando.



Cerca de mi casa hay varios negocios, kioscos, panaderías, almacenes y hay una ferretería…
Ahora... ¿Qué ocurre con esta ferretería? Bueno, tenemos tres personas que la atienden; como desconozco sus nombres, digamos que se llaman Ignacio Pedro Cornuchi, Sergio Ramón Visnelli y Teresa Carola Perruti. Ignacio y Sergio son dos personas amables, que con rapidez y eficiencia, te entregan el producto deseado, cobrándote por el mismo lo que su lista de precios le indica.
Teresa no. Teresa es una mierda. Si vos vas a la ferretería a comprar un pendorcho para la luz, no vale usar el nombre técnico "pendorcho para la luz", Teresa no te lo acepta. Tenés que decirle "Interruptor IO34 de dos bocas, con saliente interliminal adaptable a la norma Aleandro de residencias térmicas", de otra manera, aún sabiendo que eso en la jerga se conoce como "pendorcho para la luz", no te lo va a vender. Teresa sabe mucho de ferretería y electricidad, pero es muy arrogante.
El otro día voy con la intención de comprar lo que, luego me enteraría, se llama "multiplexor de cable coaxil de dos bocas":

Entro a la ferretería deseando que Teresa haya muerto en una avalancha durante sus tardes de yodelin.
Ignacio: Hola, ¿En qué te puedo ayudar?
Yo: (respiro aliviado) Sí, quería...
Ignacio: Disculpame, me llaman, te dejo con Teresa.
(tiemblo un poco, me toco un huevo por las dudas)
Teresa: Sí, qué querías?
Yo: Bueno, eh... necesitaba... un cusifai de esos que se usan para el cable de televisión, viste? Esos que vos le metés un cable y salen dos, onda para conectarla a dos teles y robarme señal...
Teresa: (pone cara de "Sí, ya sé qué querés, dónde encontrarlo, y a qué precio está, pero vamos a divertirnos") No, no te entiendo bien. ¿Qué necesitás?
Yo: (nervioso) Claro, es una cosa así (lo dibujo con la mano) que vos le metés un cable y zuuum, salen dos, cada cual para su lado... o sea (poniendo mi mejor cara de "Te uso palabras complicadas a ver si le pego al nombre técnico"), un bifurcador de señal coaxial.
Teresa: (me mira, pone cara de "Qué hijue...") Ah, creo saber a qué te referís. Vos querés un multiplexor.
Yo: (cara de "Me acabas de enunciar la teoría de la relatividad entera, pero yo en realidad estaba pensando en cómo sería el hijo de Marley con Papá Pitufo"). Ehh, me lo podrías mostrar?
Teresa: Sí, mirá (agarra el cusifai y me lo muestra)
Yo: (cara de aspirineta) ¡Sí! ¡Eso es lo que necesito!
Teresa: ¿Y por qué no me dijiste directamente que querías un multiplexor?

A esto me refiero... gente idiota que cree que porque ella labura en un negocio sobre un tema, todos debemos dominar dicho tema al ingresar al recinto. ¿Pero por qué no te vas a la mierda Teresa? La próxima sólo te voy a decir "Dame un chirimbolito", y te fajo si no me entendés...

(esto es muy bueno para ser mío :P)

Afuera, en alguna parte...

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El telefono suena insistentemente.
Ella está recostada en el sillón, pensando en lo que no es
En lo que quiere que sea.
Una luz tenue apenas la rescata de la oscuridad total.
Es sabado a la noche.
Afuera, en alguna parte, alguien estará prometiendo amor eterno,
en alguna disco de moda, simil humanos estarán saltando al ritmo de el ruido, las pastillas de extasis y agua mineral.
Muchos otros estarán robando, mirando una obra de teatro, emborrachandose, bailando el vals con la de quince, leyendo a Eurípides, escribiendo poemas eternamente inéditos, haciendo el amor en hoteles baratos, caros, intermedios, asesinando o simplemente tomando mate con cafe.
Ella se asoma a la ventana y siente la caricia de la noche, como la caricia de una madre a su hija.
Cierra los ojos para mirarse por dentro, pero también es de noche.
Camina hasta la heladera, agarra unos chocolates de el día anterior y vuelve a sentarse en el sillón
La voz llena de fuerza de Kurt Cobain cubre el sonido de el teléfono, cada vez mas lejano, inaudible, inalcanzable... como la mañana.

Campanita.

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Jugar con tu muñeca, la de trapo, la fea, la preferida.
Jugar, hacer sombras chinas aunque solo me salga la de el perro, y mal.
Ser el árbol al cual te trepás, aunque los meniscos me juren venganza.
Jugar al gallito ciego para no ver la hora ni pensar que llego tarde a trabajar.
Jugar y dejarme ganar para que no te enojes.
ganarte para poder disfrutarte también cuando te enojás.
Cambiarte chupetines "Pico dulce" por besos largos.
No jugar cuando llego tarde y la noche ya te puso pijamas de Barbie y sentirme la moneda falsa de 50 centavos en la alcancía de tus sueños, el caballo de la calesita en el invierno más frío, la pared de una fábrica abandonada, el arcoiris de los ciegos, la calle de tierra cuando llueve, la botella sin mensaje, un náufrago de papel vegetal...
Y seguir jugando.
Jugar a ser inventor y poeta para crear relojes de arena mojada,
cargados de poesía, y tenerte siempre ahí.
Es decir, jugar toda la vida para alargar tu niñez
i  n  d  e  f  i  n  i  d  a  m  e  n  t  e